1. Acude al dentista antes de ir

Con el fin de no notar molestias o sorpresas desagradables durante las vacaciones, es recomendable acudir previamente a nuestro especialista para someternos a una revisión. Así conoceremos si nuestra salud bucodental es la adecuada y las precauciones concretas que debemos seguir en nuestro caso particular.

2. Lleva un kit de limpieza dental

Parece obvio pero en verano, debido a que solemos estar más tiempo fuera de casa, la mayoría suele descuidar más el cepillado diario. Por eso, si vamos a pasar todo el día en la playa o haciendo turismo, es importante que llevemos a mano un kit de aseo que incluya, al menos, pasta, cepillo de dientes e hilo dental. Así evitaremos que una repetida mala higiene bucal pueda producirnos problemas como las caries o la gingivitis.

3. Cuidar la alimentación

En vacaciones no solemos cortarnos a la hora de tomar productos de alto contenido en azúcar, como los helados, así como de beber refrescos carbonatos (que debemos tomar en pajita para evitar que dañen nuestro esmalte). No debemos olvidar que la alimentación juega también un papel fundamental a la hora de mantener unos dientes sanos, por eso es importante que no dejemos de tomar fruta y verdura durante esta época. De hecho, hay algunas especialmente favorables para el cuidado de nuestros dientes como la manzana o las uvas. También, los chicles sin azúcar ayudan a segregar más saliva y a retirar restos de comida, por lo que contribuyen a neutralizar el pH. Eso sí, no deben ser un sustituto del cepillado.

 

4. Beber mucha agua

Beber mucha agua contribuye a equilibrar el pH de la boca y reducir los restos de comida, lo que ayuda a que las bacterias tengan menos combustible y produzcan menos ácido.

 

5. Moderar el consumo de alcohol y tabaco

Moderar el consumo de alcohol y tabaco, que manchan los dientes y favorecen la aparición de halitosis, sin olvidar que estos malos hábitos nos hacen mucho más vulnerables a las enfermedades bucodentales.

6. Ojo al cloro de las piscinas

Las aguas tratadas con productos químicos, como el cloro, pueden perjudicar el estado de nuestros dientes y acabar provocando pequeñas manchas en los mismos. Debido a que contienen un pH superior al de la saliva, las proteínas salivales se descomponen más rápidamente y pueden acabar formando un sarro marrón, sobre todo, en la parte frontal de la dentadura. Si somos bañistas ocasionales basta con utilizar flúor de forma regular para prevenir su aparición, pero si ya nos pasamos muchas horas en la piscina a la semana debemos platearnos la idea de llevar un protector bucal.

 

7. Extrema las precauciones en determinados deportes

El buceo y el snorkeling son varias de las actividades que más nos animamos a hacer en el periodo estival, pero pueden ser un problema para nuestros dientes si nuestra salud bucodental no es la adecuada. La presión que ejerce el agua sobre mandíbulas y dientes, así como la del propio buceador al morder el tubo, puede acabar produciendo un intenso dolor, que se acrecentará si padecemos alguna enfermedad de las encías, caries o un empaste en mal estado. Por lo tanto, es muy necesaria la detección y la prevención. Si, por el contrario, realizamos algún deporte de contacto como el baloncesto, podemos optar por llevar un protector bucal que nos ayude a proteger nuestros dientes y encías ante las caídas y golpes que puedan surgir.